Lorca: «La mayor responsabilidad social que tiene un artista es la puesta en evidencia de morales viejas o equivocadas»

SANDRA V.M

 

El año pasado nos propusieron como ejercicio hacer una entrevista ficticia a un personaje histórico que nos hubiese gustado conocer en persona. En mi caso, no tuve duda y escogí a Federico García Lorca. Ha sido uno de los trabajos que más he disfrutado haciendo, tanto en la fase previa de documentación como en la realización de la misma. Ahora, he decidido compartirla.

 

NOTA: Todos los datos que se exponen en la entrevista están basados en declaraciones del propio Lorca o de gente cercana a él que las dijo en su nombre.

 

Entrevistado: Federico García Lorca (Fuente Vaqueros, Granada, 5 de junio de 1898), poeta, dramaturgo y prosista español. A los once años se mudó con su familia a Granada, aunque seguiría pasando los veranos en Asquerosa, donde ha escrito muchas de sus obras. En sus poemas y dramas se revelan las costumbres de la sociedad rural española y la expresión de las inquietudes más profundas del corazón humano.

 

14 de agosto de 1936. Entrevista al poeta Federico García Lorca en la casa de la familia Rosales, centro de la ciudad de Granada.

 

P.- Good moring, mister García Lorca. Si le parece comenzamos la entrevista.

R.- Good morning. Okay. Go ahead.

P.-Veo que habla inglés.

R.- Sí, de mi viaje a Nueva York, pude coquetear con la lengua inglesa.

P.- Sin embargo, no es el único viaje que realizó… Estuvo en Nueva York en 1929, en La Habana en 1930, Buenos Aires en 1933… ¿Qué supone viajar para usted?

R.- Viajar siempre ha sido muy importante para mí y debería serlo para cualquier persona. Cuando Fernando de los Ríos me propuso acompañarle a Nueva York no me pude negar, lo vi como una gran oportunidad, allí conocí las obras de Walt Whitman y T.S. Elliot. Fue una de las experiencias más útiles de mi vida. Los nueve meses que pasé allí cambiaron mi visión de mí mismo y de mi arte.

P.- Ha mencionado a Fernando de los Ríos, ministro socialista, al que ha llegado a dedicar un soneto titulado Romancero Sonámbulo. ¿Cree que su amistad con él puede generarle problemas dado el clima de conflictividad presente en España?

R.- Fernando es un amigo de la familia desde hace muchos años. Yo mismo fui discípulo suyo. Le debo mucho en mi vida, dado que gracias a él y a la insistencia de mi madre terminé dedicándome a la poesía, en vez de a la música. Sé muy bien a qué partido pertenece y cuál es su ideología; sin embargo, mis amistades nunca se han visto condicionadas por la ideología ni por el peligro que esto pudiera suponer. Así se encuentran entre mis más cercanos amigos personas que podían considerarse enemigos dada la situación española actual: Margarita (Xirgú), Fernando (De los Ríos)…

P.-Y, sin embargo, a pesar de esas amistades cuya ideología se sitúa a la izquierda, también se le ha relacionado con José Antonio Primo de Rivera. ¿Qué relación tiene usted con el Fundador de la Falange?

R.-Como acabo de decir la ideología no fundamenta las relaciones que hago. Conozco a José Antonio mucho antes de que la Falange figurase siquiera en sus planes. Coincidí con él cuando ambos éramos estudiantes en Madrid. Él estudiaba Derecho y yo me encontraba en la Residencia de Estudiantes, a veces jugábamos juntos al fútbol, luego nos encontramos en otro tipo de situaciones.

P.- ¿Cómo cuáles?

R.- Las tertulias y los cafés. José Antonio y yo hemos coincidido en un Madrid rebosante de cultura. Sería por el año 1934 cuando solíamos reunirnos en La Ballena Alegre, en los bajos del café Lion. Nos solíamos juntar los estudiantes de la Residencia de Estudiantes, muchos de ellos actores de La Barraca, mi compañía de teatro. En una mesa enfrente a donde nos sentábamos nosotros estaban todos los fundadores de la Falange, entre ellos José Antonio. Nos conocíamos todos. Nos veíamos luego en los mismos conciertos, en las mismas obras, exposiciones… Nos une la cultura. José Antonio Siempre ha sido un amante de la poesía y yo siempre he sido un amante de los amantes de la poesía (ríe). José Antonio solía decir que la Falange era como un movimiento poético que levantaba la bandera de la poesía que promete frente a la poesía que destruye y que a los pueblos no los ha movido más que los poetas. Es un gran conocedor de la literatura.

Es harto conocido que quedamos a cenar todos los viernes y salimos juntos en un taxi. Eso sí, con las ventanillas subidas.

P.- ¿Por qué?

R.- Porque ni a él le conviene que le vean conmigo, ni a mí me conviene que me vean con él.

P.-  ¿José Antonio Primo de Rivera nunca le ha pedido que se uniera a su causa?

R.- En absoluto. Nuestra relación es de amistad y cultural. Él confiaba en sus ideas, yo confiaba en mi arte. Recuerdo una anécdota… En agosto de 1934 estábamos en Palencia representando El Burlador y las almenas de Toro. Acabamos y nos fuimos a comer todos los de la compañía a un restaurante del centro. Entonces entró José Antonio junto a sus amigos de la Falange. Escribió algo en una servilleta y me la hizo llegar (ríe).

P.- ¿Y qué ponía?

R.- Ponía: “Federico, ¿no crees que con tus monos azules y nuestras camisas azules se podría hacer una España mejor?”. Y él lo creía de verdad, como ya he dicho, confiaba en la poesía y en los poetas como motor de cambio para una sociedad.

P.- Su padre, Federico García Rodríguez es el hombre más rico de Fuente Vaqueros. Muchos sitúan su ideología cercana a la derecha, ¿cómo casa esto con su propia ideología?

R.- Mi padre es mi padre. Pagó la edición de mi primer error Impresiones y paisajes. Me apoyó y me financió mi viaje y mi vida en Madrid. Ha estado a mi lado como un padre se supone que debe hacer, a pesar de nuestras diferencias somos familia. Somos sangre.

P.- Hemos hablado de sus relaciones con personajes políticos, pero no hemos hablado sobre cuál es la opinión que le merece a usted la política.

R.- Siempre he detestado la política partidaria. Incluso cuando me propusieron hacerme miembro del Partido Comunista me negué. Sé muy bien que he dejado patente mi ideología tanto en mis obras como en mis declaraciones, pero esto es así porque creo firmemente que la mayor responsabilidad social que tiene un artista es la puesta en evidencia de morales viejas o equivocadas.

P.- La huelga de 1919 convocada por los sindicatos contra la monarquía y en favor de los derechos de los trabajadores. ¿Qué supuso para usted ese hecho?

R.- Como es bien sabido los hechos acaecieron frente a mi casa. Los universitarios de Granada se habían sumado a la huelga y delante de la puerta de mi casa acabaron con la vida de un joven de un disparo. Apoyé las demandas de los huelguistas pero… la violencia siempre me ha resultado un sinsentido. Me quedé paralizado. No conseguí salir ni tan siquiera al balcón de mi casa durante dos semanas. Tenía 21 años entonces.

P.- Y ahora tiene 38 años y la situación política ha cambiado en demasía. Ha pasado casi un mes desde que se proclamó el golpe de estado en Marruecos. ¿Cómo ha vivido toda la situación posterior al alzamiento militar?

R.- Con miedo, mucho miedo. Debido a mis relaciones de amistad con gente que la derecha considera inapropiada, al igual que a las múltiples denuncias que he llevado a cabo contra la sociedad española en mis obras, soy un claro objetivo.

P.- ¿Por qué decidió volver a Granada?

R.- No lo decidí. Fue mi única opción. Tras la muerte a tiros de José Calvo Sotelo entré en pánico. Empaqueté lo que pude y me dio tiempo, pedí prestado dinero y cogí el primer tren que pude a mi tierra. Se avecina tormenta y creo que en mi tierra estoy a salvo.

P.- ¿Dónde se encontraba el día del levantamiento en Marruecos, es decir, el 18 de julio?

R.-  Estábamos celebrando San Federico, patrón de mi padre y mío en la casa de la Huerta de San Vicente. Temo que no pueda vivir nada parecido nunca más.

P.- ¿Por qué dice eso?

R.- Después de eso tuve que venirme aquí (a Granada) temiendo por mi propia seguridad. El día 19 de julio Queipo de Llano había hecho unas declaraciones desde Sevilla diciendo que Andalucía iba a caer y que iban a tirotear a todos los resistentes “como perros”, al día siguiente cayó Granada (se queda en silencio un momento). Y comenzaron las ejecuciones. El 9 de agosto, un escuadrón falangista entró en mi casa. Me golpearon e insultaron. La unión de ambos incidentes hizo que mi familia y yo temiéramos por mi vida. Decidí pedir ayuda a Luis, desde entonces estoy en su casa.

P.- ¿Por qué al poeta Luis Rosales y no a otra persona? Es conocido que tiene familiares falangistas. ¿No creyó que era exponerse al peligro?

R.- En absoluto. Mi familia y yo barajamos varias opciones: intentar llegar a la zona republicana, instalarme en casa de Manuel de Falla, íntimo amigo, o alojarme en casa de los Rosales. Decidí esta última opción por la confianza que tenía desde hacía años con los hermanos de Luis. No creo que sea exponerme al peligro, a pesar de que ellos son falangistas, me une algo más importante a ellos: la amistad profundamente labrada.

P.- ¿Qué cree que pasará ahora, cuál será el resultado de este levantamiento?

R.- Ojalá lo supiera. No sé qué pasará, no sé si quiera si veré publicada mis obras, no sé si triunfarán los sublevados o perderán la guerra. Lo que sí tengo claro es que la violencia no conllevará más que muertes para España y el pueblo español ya ha sufrido suficiente.

 

3 días después de la entrevista, el 17 de agosto a las 4:45 de la madrugada, el poeta será fusilado en Alfacar. Cuando la mujer de Luis Rosales preguntó el motivo dijeron: “Sus obras. Hizo más daño con la pluma de lo que otros hicieron con el revólver.”

 

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